José Antonio Suárez García, mejor conocido como "La Lulú", fue asesinado en la avenida Libertador, a nivel de la urbanización La Florida, a las 3:30 de la mañana de ayer.
La trabajadora sexual estaba reunida con otras dos en un callejón conocido como "la calabaza". Momentos después decidieron separarse. Una bajó las escaleras hacia el nivel más bajo de la avenida, otra se quedó en el referido callejón y "La Lulú" caminó en dirección a un quiosco ubicado frente al edificio Sinclar, de acuerdo con el relato de Yonatan Matheus, director general de la asociación civil Venezuela Diversa.
Un vehículo marca Chevrolet, modelo Corsa, color gris, rondó el sector dos veces cuando las chicas se dividieron. "¡Ay mana! vámonos de aquí porque ese carro está sospechoso", dijo Matheus al referirse a la reacción de una de las trabajadoras nocturnas al ver el automóvil.
El carro se detuvo a pocos metros del edificio Sinclar, un sujeto se bajó del auto y abrió fuego contra Lulú. La transexual fue herida en cinco oportunidades. Momentos después murió.
Uno de los vidrios de la edificación quedó agrietado y con más de tres perforaciones tras la arremetida del homicida.
Cinco horas después del hecho, agentes del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas levantaron el cuerpo.
Cifras de la organización Venezuela Diversa arrojaron que cuatro trabajadoras sexuales han sido heridas de bala en lo que va de año. En 2011, ocho transexuales fueron asesinados, seis de los cuales continúan impunes.
Ante este acontecimientos solo podemos afirmar que:
Si bien el día de ayer una compañera transexual fue asesinada a quemarropa en la Av. Libertador; este suceso no es un hecho que puede ser utilizado como un titular amarillista dentro de los medios de comunicación. Esta trabajadora sexual denominada “lulu” además de una transexual era un ciudadano con derechos, una venezolan@ con familia, con sueños que merecía el respeto y aceptación a nivel social.
La inseguridad es un tema que cada día está tocando todos los extremos sociales, todas las clases sin distinción, sin zonas, sin horario; pero este tipo de crímenes solo podemos denominarlo crimen de odio de personas transfobicas, personas que sin duda alguna merecen que ser aplique todo el peso de la ley y el tratamiento psicológico que se requiera para que paguen y superen su enfermedad.
Con estas palabras no le devolveremos la vida a Jose Antonio ni a muchas otras compañeras prostitutas, intersexuales o transexuales que han sido asesinadas en al Av. Libertador o en cualquier otro lugar del país, pero si queremos hacer un llamado de atención a sus conciencias, a su tolerancia, a su respeto hacia la condición humana, basta de homolesbotransinterfobia, de femicidios, de toda acción que represente violencia para un ser humano solo por ser diferente, no somos débiles, no mendigamos derechos exigimos igual y respeto ante cualquier persona ante las autoridades, ante las leyes.
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